Inauguro este blog con una gran ilusión. Lo que empezó hace unos años describiendo una experiencia personal, me ha llevado a encontrar en la expresión escrita algo profundo e interminable, que ha depositado sobre mi mesa; cuatro novelas y una quinta que viene en camino.

A veces me preguntan qué hace una farmacéutica escribiendo novela. Para responder a esto, tengo que retrotraerme a la infancia. Mi padre, era un gran lector y como tal tenía una cuidada biblioteca. Pasaba muchas horas concentrado en sus lecturas. Empecé a imitarle. Sin supervisión alguna, no solo tuve acceso a libros de aventuras, propios de mi edad, sino que exploré a los grandes novelistas rusos, americanos, etc. Sin darme cuenta me vi sumergida en el territorio de la ficción.

El siguiente paso, como ya he mencionado, fue lanzarme a escribir un relato intimista, que me abrió definitivamente las puertas a la magia de la escritura. Hoy, continúo atrapada en esta adicción que me impulsa a crear historias y contarlas.

Mis novelas, se encuadran en el género del suspense. Utilizó la ficción y el montaje de la trama para transmitir un pensamiento o inquietud. Con la primera, Farmachip, quise hacer un homenaje a las personas de mi alrededor que habían sufrido enfermedades incurables. Para ello imaginé una serie de científicos, trabajando en un laboratorio secreto, en busca de un fármaco informático, que encontrara solución a dichas enfermedades; lo ambienté en el fondo del mar, con la sensación de inmersión que tiene la escritura.

Tormenta Solar fue mi segunda novela. En ella pretendí denunciar la excesiva dependencia que tiene la sociedad actual de la tecnología, olvidando de dónde venimos y si somos capaces por nosotros mismos de sobrevivir. Imaginé que una tormenta solar de grandes dimensiones asolaba el planeta, dejándolo sin tecnología: luz, radio, internet, satélites…

A través de mis personajes, traté de recordar a la gran aliada; la naturaleza, y la importancia de las raíces, la familia y las relaciones humanas. La novela está ambientada en Madrid, si bien no pude evitar que algunos personajes transitaran por el País Vasco, lugar dónde yo he nacido. Tormenta Solar fue elegida por la directora de cine Argentina, Alejandra Almirón, y el productor Sergio Criscolo, para participar, transformada en personaje, en el documental Llamarada, que se encuentra en fase de producción.

Con mi tercera novela me apeteció jugar, escribir un relato redondo donde el principio se juntase con el final y viceversa. El Juego de Dumas tiene una trama compleja en la que se entrelazan la cultura del videojuego, el mundo universitario, el espionaje industrial, la investigación científica, los círculos de poder y la política global. En esta ocasión viajé mentalmente a Nueva Jersey, a la universidad de Princeton, puesto que me espanta viajar en avión.

En La Marea, mi cuarta novela, imaginé un mundo futuro y sitúe a mis personajes en 2050. Cuando un escritor proyecta su ficción está lejos de imaginar que la realidad lleva su ritmo y que a veces esta nos pisa los talones. La pandemia hizo que hubiera similitudes entre sucedido y lo que yo había imaginado. Un mundo que por desgracia pensé llegaría más tarde. La novela se desarrolla entre Inglaterra, Nueva York y una estación espacial. En un momento dado, durante el trayecto de mi historia, el comercio digital deja las calles vacías, sin tiendas, apenas vida social, paseos. Las enfermedades infecciosas dominan a los seres humanos. Los afortunados teletrabajan desde sus casas, pero gran parte de los puestos de trabajo han sido sustituidos por robots. La economía global está hundida. En medio de este panorama desolador, el poder, decide emprender un proyecto grandioso: la construcción del primer ascensor espacial. La Marea, habla de la falta de comunicación y de la soledad.

En este momento transito por mi quinta novela y como es mi costumbre imagino al ser humano atrapado en situaciones que no voy a adelantar para que no me llaméis clarividente.

Me han advertido que un blog es preciso mantenerlo fluido y que quienes estéis en este momento leyendo estas palabras volveréis puntualmente a esta pequeña tertulia virtual. Prometo intentar mantenerlo vivo, aunque espero que ninguno de mis lectores espere que cumpla a rajatabla mis promesas, porque probablemente no todos los días estaré para pensamientos.

Mis clientes, en la farmacia, necesitan medicinas para sus males. Para las penas que no suelen tener remedio nos queda el consuelo de leer una buena novela.


Las Arenas, junio de 2021

Añadir una opinion

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.