Una nueva frontera en la exploración espacial

En poco más de 50 años, la exploración espacial se ha convertido en uno de los mayores logros de la humanidad, permitiéndonos expandir nuestros conocimientos sobre el universo y comprender nuestro lugar en él. De Laika y los primeros viajes tripulados a la Luna hasta la construcción de estaciones espaciales en órbita, el ser humano ha demostrado su capacidad para superar los desafíos tecnológicos y aventurarnos en el espacio exterior. Sin embargo, hay un concepto revolucionario que podría llevarnos aún más lejos: el ascensor espacial.

 

Antecedentes del ascensor espacial

El ascensor espacial es una estructura teórica que permitiría el transporte de personas y cargas desde la superficie de la Tierra hasta el espacio utilizando un cable fuertemente anclado en la Tierra. Esta idea tan futurista fue propuesta por primera vez a finales del siglo XIX por uno de los primeros padres de la astronáutica, el científico ruso Konstantin Tsiolkovsky quien, en 1895, en su artículo “Investigation of Outer Space by Means of Reactive Devices” (Investigación del Espacio Exterior Mediante Dispositivos Reactivos) propuso la construcción de una torre espacial que pudiera alcanzar el espacio mediante la aplicación de fuerza desde la Tierra. Desde entonces, su idea ha capturado la imaginación de científicos y entusiastas del espacio durante décadas.

El concepto moderno del ascensor espacial se atribuye principalmente a dos figuras destacadas: el ingeniero de la NASA, Jerome Pearson, y el científico ruso Yuri Artsutanov. Pearson publicó un artículo en 1975 titulado “The Orbital Tower: A Spacecraft Launcher Using the Earth’s Rotational Energy” (La Torre Orbital: Un Lanzador de Naves Espaciales Utilizando la Energía de Rotación de la Tierra), en el que describió detalladamente un ascensor espacial. Artsutanov, por su parte, presentó su idea en 1960 en el periódico científico “Soviet Astronomy” (Astronomía Soviética) donde propuso un sistema de transporte espacial que consistía en un cable que permitiría el acceso regular y seguro al espacio.

 

¿Cómo funcionaría un ascensor espacial?

El concepto básico del ascensor espacial es realmente simple. Basta imaginar un cable ultrarresistente y ultralargo que se extiende desde una plataforma de lanzamiento en la superficie de la Tierra hasta un contrapeso situado a una altitud geoestacionaria, alrededor de 36,000 kilómetros sobre la superficie terrestre. Los materiales propuestos para este cable incluyen nanotubos de carbono, que son excepcionalmente fuertes y ligeros. Las cabinas, conocidas como “ascensores”, se desplazarían a lo largo del cable mediante motores eléctricos.

El ascensor espacial ofrece una serie de beneficios significativos en comparación con los métodos de lanzamiento tradicionales. En primer lugar, eliminaría la necesidad de cohetes para llegar al espacio, lo que reduciría drásticamente los costos de lanzamiento. Actualmente, gran parte del gasto asociado con la exploración espacial se debe al costo de los cohetes desechables y el combustible necesario para poner una carga útil en órbita. Con un ascensor espacial, los vehículos simplemente ascenderían a lo largo del cable, utilizando mucha menos energía y, ante todo, energía mucho más respetuosa con el medio ambiente (solar), por lo que también se considera al ascensor orbital como el futuro verde de la astronáutica.

Además, el ascensor espacial permitiría transportar cargas mucho más pesadas que los cohetes convencionales. Un artículo publicado en la revista “New Space” sugiere que el ascensor espacial podría permitir la construcción de estructuras espaciales de gran escala, como estaciones espaciales y satélites de comunicación, de manera más eficiente y económica. La capacidad de transportar grandes cantidades de carga al espacio de manera eficiente podría acelerar significativamente nuestra capacidad para colonizar otros planetas y expandir nuestra presencia en el sistema solar.

 

El desafío del ascensor espacial

Sin embargo, hay varios desafíos técnicos y logísticos que deben superarse antes de que un ascensor espacial se convierta en una realidad. Uno de los desafíos más importantes es el desarrollo de materiales lo suficientemente fuertes y livianos para construir el cable. Aunque los nanotubos de carbono muestran un gran potencial, todavía queda mucho trabajo por hacer para fabricarlos en grandes cantidades y a un costo razonable.

También existen riesgos asociados con la seguridad y la estabilidad del ascensor espacial. Las condiciones meteorológicas, como los vientos fuertes y las tormentas, podrían afectar el cable y las cabinas en movimiento. Además, los riesgos de colisiones con desechos espaciales y la necesidad de proteger el ascensor de amenazas terroristas plantean desafíos adicionales.
Aún cuando en la actualidad su utilización sigue siendo un recurso sólo disponible en las novelas de ciencia ficción, es importante destacar que el ascensor espacial se encuentra en las primeras etapas de investigación y desarrollo. Numerosas instituciones, incluidos gobiernos, agencias espaciales y empresas privadas, están invirtiendo en estudios y proyectos relacionados con esta idea revolucionaria.

Sin duda, el ascensor espacial representa un hito potencialmente transformador en la exploración espacial y la colonización del espacio. Con su capacidad para reducir los costos de lanzamiento, transportar cargas pesadas y acelerar nuestra expansión en el sistema solar, podría desempeñar un papel crucial en el futuro de la humanidad en el espacio convirtiéndolo en un tema fascinante y uno de los mayores desafíos tecnológicos. A medida que avanzamos en nuestra comprensión de los materiales y las tecnologías necesarias, podríamos estar un paso más cerca de convertir este sueño en una realidad tangible.

 

Un viaje por la imaginación del ser humano

En el ámbito literario, una de las primeras referencias las tenemos en el escritor Arthur C. Clarke, quien en 1979 publicó la novela The Fountains of Paradise” (Las fuentes del paraíso), una novela de ciencia ficción en la que explora la construcción de un ascensor espacial en una isla ficticia en el Océano Índico. Clarke, conocido por su precisión científica, presenta una visión detallada de los desafíos tecnológicos y sociales asociados con la construcción del ascensor espacial.

En mi novela “La marea”, el ascensor espacial es uno de los protagonistas principales. Para ambientarla, elegí el año 2050 por la curiosidad que me inspira el futuro cercano. Entre los pronósticos de cómo sería la vida en la última mitad del siglo XXI, me llamó la atención el interés de Japón y China por construir un ascensor espacial. Entonces decidí incluirlo en la trama. Como novelista que escribe suspense, me pareció que la complejidad del desarrollo de un ascensor lunar podría resultar inquietante.

Porque, el mundo avanza a una velocidad tan rápida que se aproxima a la imaginación. En “La Marea” intentó transmitir la idea de soledad en un mundo futuro que imagino tecnológico, pero en el que el ser humano puede encontrase inmerso en un profundo sentimiento de soledad, algo que, si lo piensas bien, hoy en día ya estamos viendo.

Calles antes alegres, ahora con locales en los que cuelgan carteles de se alquila, se vende, cese de negocio… porque a la gente, y sobre todo a raíz de la pandemia, le resulta más atractivo comprar en la nube. Pero el comercio local da vida a los pueblos, a las ciudades, se ha visto en pandemia que han sido lugares de encuentro para hablar, aunque sea unas pocas palabras con la gente. Porque el ser humano necesita comunicarse con personas de carne y hueso no sólo con máquinas.

También lo estamos viendo actualmente en la atención primaria y la telemedicina o en los banco, donde el cliente tiene que manejar todo. En las citas no presenciales que incomodan a la gente… porque repito, en nuestra calidad de personas necesitamos de otras personas por encima de las maquinas. La tecnología es importante pero siempre y cuando no vaya por encima de nosotros. En La Marea también hablo de los robots y cómo dejan a las personas sin trabajo. Hombres sustituidos por máquinas. Y, por último, otro tema sobre el que siempre he querido reflexionar: el problema de la superpoblación mundial y los recursos limitados en la Tierra.

 


Cristina Gumuzio - La marea

La marea

“En los inicios, la mayoría no fuimos conscientes de la magnitud del problema. Solo vimos lo positivo. Nos encontrábamos a las orillas de un mar infinito de información y no valoramos la marea, ni el oleaje, ni la corriente que podría arrastrarnos. Hoy, sin embargo, sabemos que es demasiado tarde. Nos encontramos a la deriva, mar adentro”

 

Enlaces de interés

International Space Elevator Consortium (ISEC)
– El ISEC es una organización dedicada a promover la investigación, el desarrollo y la implementación del ascensor espacial. Su sitio web ofrece información actualizada sobre las últimas noticias, conferencias y avances en el campo del ascensor espacial. Puedes encontrar más información en: https://www.isec.org/

Space Elevator Reference
– Esta página web es una extensa colección de recursos relacionados con el ascensor espacial, que incluye artículos científicos, informes técnicos y enlaces a otras fuentes de información. Ofrece una visión completa de los aspectos técnicos, de ingeniería y de viabilidad del ascensor espacial. Puedes acceder a ella en: http://www.spaceelevator.com/

NASA
– La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) también se dedica a la investigación y al estudio del ascensor espacial. En su sitio web, puedes encontrar información sobre los proyectos y las investigaciones en curso relacionadas con esta tecnología revolucionaria. Puedes visitar el sitio web de la NASA en: https://www.nasa.gov/

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