Si tenemos en cuenta que tan apenas se ha explorado el 5% de los océanos de la tierra, llegamos a la conclusión de que aún desconocemos una gran parte de nuestro planeta. De ahí la importancia de las estaciones de investigación submarinas, que nos dan la posibilidad de explorar y estudiar los misterios que esconden nuestros océanos.

 

Estas instalaciones brindan a los científicos la oportunidad de vivir y trabajar bajo el agua, permitiéndoles llevar a cabo investigaciones en un entorno submarino controlado. A lo largo de la historia, se han establecido diversas estaciones de investigación submarinas que han contribuido significativamente a nuestro conocimiento de los ecosistemas marinos y la vida acuática.

 

Una de las estaciones de investigación submarina más conocidas es la Conshelf II, ubicada en el Mar Rojo. Fue diseñada por el oceanógrafo francés Jacques-Yves Cousteau y su equipo en 1963. La estación constaba de una estructura cilíndrica sumergida a unos 10 metros de profundidad, donde los científicos podían vivir y realizar experimentos durante largos períodos de tiempo. Cousteau y su equipo pasaron 30 días en la estación, realizando observaciones sobre la vida marina y estudiando la adaptación humana a la vida bajo el agua. La Conshelf II demostró que era posible llevar a cabo investigaciones científicas exitosas en estaciones submarinas.

 

En la década de 1970, se estableció una estación de investigación submarina llamada Tektite en la costa de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Esta estación fue el resultado de una colaboración entre la NASA y la Marina de los Estados Unidos. Durante varios meses, los científicos llevaron a cabo investigaciones sobre la fisiología humana, la psicología y la oceanografía. Los resultados de los estudios en la estación Tektite contribuyeron al desarrollo de técnicas de buceo y a la comprensión de la adaptación humana a los ambientes submarinos.

 

Otra estación de investigación submarina importante es el Laboratorio de Investigación Submarina Aquarius, ubicado en el Parque Nacional de los Cayos de Florida, en Estados Unidos. Inaugurado en 1993, Aquarius es un hábitat submarino diseñado para albergar a científicos y acuanautas en misiones de investigación submarina. Los investigadores pueden pasar hasta dos semanas en el laboratorio, realizando estudios sobre arrecifes de coral, biología marina y cambios climáticos. Aquarius ha sido utilizado por la NASA para entrenar a astronautas en ambientes extremos y realizar investigaciones relacionadas con la exploración espacial.

 

Es importante mencionar que la tecnología ha permitido el desarrollo de estaciones de investigación submarina más avanzadas en los últimos años. Una de ellas es la estación submarina de Jules Verne, ubicada en la costa de Francia. Esta estación es una estructura modular que se puede sumergir hasta una profundidad de 100 metros. Los científicos pueden vivir y trabajar en Jules Verne durante semanas o incluso meses, llevando a cabo investigaciones sobre la vida marina y el impacto humano en los océanos.

 

En los últimos años ha cobrado especial relevancia la estación submarina Proteus, un proyecto liderado por Fabien Cousteau, nieto de Jacques, y que propone la creación de una impresionante estación de investigación submarina de más de 300 M2 en la isla de Curazao, en el Caribe, anclada a una profundidad de 18 metros y con capacidad para albergar a 12 personas. Como la estación submarina más grande y tecnológicamente avanzada jamás construida, Proteus otorgará a los científicos y acuanautas tiempo suficiente para realizar inmersiones continuas nocturnas y diurnas para la recopilación de datos. La plataforma permitirá el descubrimiento de nuevas especies de vida marina, así como crear una mejor comprensión de cómo el cambio climático afecta al océano, permitiendo la prueba de tecnologías avanzadas para la energía, la acuicultura y la exploración robótica. Proteus también permitirá a los buceadores de saturación pasar todo el día realizando investigaciones en el fondo marino: la saturación permite al hombre vivir, trabajar y explorar grandes profundidades.

 

En mi primera novela “Farmachip” un grupo de científicos internacionales son secuestrados y conducidos a un laboratorio submarino para que desarrollen un info-fármaco capaz de curar las enfermedades más letales.

 

Cristina Gumuzio -Farmachip

Farmachip

Un grupo de científicos secuestrado en un laboratorio…

El sueño de realizar un fármaco que cure a toda la humanidad…

Y la incertidumbre de si saldrán vivos de este experimento…





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